Arquitectura en la historia

Imágen coloreada automáticamente del Hotel Iturbide de Ensenada, consumido por el fuego en 1904.

Por: Jorge Martínez (*)

La historia es la ciencia de los hombres en el tiempo, es la memoria social que explica la vida presente.

No son solo datos de ayer reunidos por accidente por personas hoy, sino que la historia comprende leyes y hechos, no es matemática pero sí deja visos de una manera precisa del desarrollo de los pueblos y del ser humano en comunidad.

La arquitectura al igual que la pintura y la escritura es arte visual; se puede aprender a leerlas.

La historia de la arquitectura permite ver las edificaciones desde otro punto de vista, desde la calidad histórica del diseño o la durabilidad de sus materiales. Conocer de historia permite leer ciudades, hacer mejores edificios, más coherentes con relación al presente y de cara al futuro.

La historia de la arquitectura puede ser tan simple y tan compleja a la vez, se puede estudiar de manera lenta como rápida; es como un fantástico rompecabezas que para resolverlo hay que saber apreciar detalles sutiles, hechos históricos, movimientos humanos, personas individuales y hasta guerras.

La persistente constante pregunta del estudiante es para qué estudiar la historia y el arte de la historia. Existen también otras preguntas: a qué se debe el deseo de teorizar y querer saber lo que sucedió o por qué las cosas son como son, donde inicia y dónde acaba el proceso historicista.

Para el caso, la historia es solo un mensaje que convierte al hombre en estudiante, al arquitecto en hombre y al hombre en todos los hombres. Es la esperanza de que lo hecho bien, se repita; y lo mal hecho, se mejore. Porque en la historia, al igual que en la arquitectura, nada es definitivo.

(* El autor es arquitecto, a veces escribe, a veces lee, muchas veces da clases, y el resto del tiempo diseña.)

La final adelantada de la 'Champions'



El Real Madrid contra Manchester City, un partido hecho de adrenalina pura. Genera tal expectativa que puede, sin demeritar a los otros seis equipos, ... ser la final antes de la final.

Sin discusión, el Real Madrid sigue siendo el Rey de Europa en la cuestión del torneo de la Liga de Campeones, hace tan solo dos temporadas ganó la copa "orejona" contra todo pronóstico, y es un equipo que nunca podrá ser descartado.

Por otro lado, la Nueva Potencia Europea, el Manchester City, comandados nada menos que por el legendario Pep Guardiola, con un juego de presión alta y de posición.

Podrá esta vez el juego de transición fluida en defensa y ataque de los muchachos de Carlo Anceloti, contra los ciudadanos. Habrá captado el estratega italiano las minucias del juego del táctico catalán; el 9 y el 17 de abril se sabrá.

La emoción de ver jugar a estos dos equipos, cuyos equipos y entrenadores han ganado incontables títulos, es indescriptible, hasta los fanáticos de otros equipos esperan ese resultado, esperan ver este juego; El Juego.

Las últimas rondas eliminatorias de la UEFA Champions League han sido sobre estos dos mejores equipos de Europa y en las últimas dos temporadas el que ha ganado esta serie se ha llevado el trofeo, tal es la importancia de este par de juegos.

El enfrentamiento es emocionante, y queda tiempo para empezar a desmenuzar el juego de ambos equipos, la localía, las tarjetas amarillas, las lesiones; la verdadera competencia inicia y termina con este Choque de Titanes. Los Reyes de Europa contra la Nueva Potencia Europea.

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Qué lección deja el pequeño submarino Titán


La actual es una época en la que los fenómenos mediáticos globales son bien estudiados en busca de replicar las condiciones para generar viralidad en comerciales y con ello dar impulso de personajes y marcas lo que es claro todavía no se logra. Se hace viral lo menos pensado.

Algo de lo que medio mundo habló, especuló, se horrorizó y demás, fue el caso del pequeño submarino Titán, perdido en las profundidades del océano donde descansan los restos del naufragio del famoso Titanic.

Sobre cómo se dieron las condiciones, y la secuencia de hechos y por supuesto el desenlace dejan un aprendizaje para la humanidad sobre los límites de la exploración submarina y el exceso de confianza que brinda el poder económico.

Si bien existen personas extraordinarias que por sus capacidades no solo económicas, técnicas y logísticas y de curiosidad sin límites, pueden llegar a lugares que son imposibles de imaginar para el humano promedio, hablo del cineasta, James Cameron, que ha llegado solo en una pequeña nave a profundidades insólitas, ello no significa que cualquiera con solo poder económico pueda replicar sin más.

Este caso tiene aún hilos que desenrollar, datos y tecnologías de detección secretas e incluso culpas e investigaciones sobre negligencias, puede que hasta atentados. Pasará a la historia de la humanidad como un hito precisamente por el tipo de personas que viajaban a bordo, personas con poder económico de las que apenas se había oído hablar.

Mientras cada día naufragan botes con personas pobres, migrantes o prófugos que a veces son rescatadas, su misma cotidianidad les da un cruel anonimato y muy poca difusión, son apenas un pie de nota en los periódicos, incluso cuando hay una treintena de muertos.

Dado que el ser humano es en sí una criatura extraordinaria y de gran capacidad de aprendizaje, en el desarrollo de este caso pueden pasar dos cosas, una, que las personas hayan aprendido la lección y se olviden de explorar esos lugares monstruosos de la profundidad del mar, que quién sabe qué secretos esconden; o, que este aprendizaje de la pauta para explorar nuevas profundidades e incluso formar una colonia de humanos justo donde yacen los restos del Titanic, como un preludio de la exploración espacial.

Qué se le va hacer, el humano es así, de otra forma solo África permanecería poblada.

Entrada original: El pequeño submarino Titán

Un xiaomi 12



Llego al Telcel de la zona Centro, tienen meses llamando que gracias a "mi fidelidad" tienen una superoferta de nuevos equipos "especiales para mi".

Me dan al entrar un 'ticket' con un codigo que es mi turno, hay uno antes que el mío, "será rápido pienso", mientras aprovecho para ver los equipos, se ven igual todos, negros grandes, brillantes, delgaditos más que celulares parecen televisores.

Me aburro de ver, me siento en una incómoda banquita pero sigo observando. Hay 26 ventanillas en tres lados de un edificio de unos 30 metros de largo, atienden seis trabajadores, hombres y mujeres debidamente uniformados pero solo dos tienen clientes.

Luego de 10 minutos un grupo jóvenes religiosos que pensé comprarían 10 celulares estaban siendo atendidos se van, le toca turno a un señor mayor y después viene el mío. Pero no, el número no avanza, la mujer que terminó de atender al grupo se queda viendo su pantalla y me pregunto qué datos capturan de cada persona que se va.

Voy a la entrada y le pregunto a la señorita que si cuánto es el tiempo de espera y me dice que no sabe. Ya hace 11 minutos que el marcador de turnos no se mueve, le digo, de todos modos van a estar llamándome mañana y pasado por cuál fue el motivo por el que me fui sin ser atendido. 'Ting', suena uno, 'ting', dos turnos el del don y el mío. Vaya que sirven de algo las quejas y obediente voy a la ventanilla que indica la pantalla.

¿En qué podemos atenderle?, me pregunta solícita una señora joven, guapa, de ojos café clarito, me mira como si yo fuera el mismo Luis Miguel. Le explico que quiero un nuevo equipo y me han estado llamando por los puntos, descuentos y eso del 'marketing'.

Revisa mi carpeta, y frunce la nariz. Me vuelve a mirar y ya no le parezco Luis Miguel, ahora pasé a ser Jojorge Falcon cuando robaron su casa, vuelvo a pensar que algo escriben sobre uno cada que terminamos de ser atendidos, por otras desagradables veces que he estado por ahí.

¿Es usted el titular de la cuenta? Pregunta la mujer ya casi de mala gana. Eh, sí respondo ya cauteloso. ¿Cuál es el equipo que le interesa? Interroga. Uno que no esté tan grande y bultoso, quiero un celular, esos que tienen en exhibición parecen tabletas, "son los que hay" me dice ya de forma golpeada como suele decirse. Escoja uno, casi me ordena.

Voy al exhibidor y veo un aparato lo tomo, es liviano decente no muy tosco, es liso y sin botones no se sabe dónde está arriba o abajo. Cheque qué modelo es. Me grita desde el cubículo la dependienta, regreso y le digo que me interesa un 21 i-woai-x, deletreo, la mujer frunce el ceño y me dice que me fije bien voy de nuevo y efectivamente estoy mal es un xiaomi 12.

Verifica en el sistema y me da el precio de 16 mil pesos a condición que extienda mi permanencia en la compañía 18 meses más que puedo pagarlo en caja. Pongo ahora sí cara de Jorge Falcón. Vaya, casi un mes de trabajo, pienso y me digo que con ese dinero puedo dar el enganche de un Honda del año, o comprar un "chocolatito" decente.

En fin, es verano, necesito un aparato que levante mi autoestima, justifico y calculo que con mi plan de "fidelidad telcel" y el "descuentazo" que tanto me han prometido, será soportable este golpe financiero.

Cuánto me queda ya con el descuento, pregunto casi con timidez: Eso es ya con el descuento "señor". Lo pronuncia ya en tono de exasperación, y no puedo definir en qué momento para mí la palabra señor pasó a ser ofensiva.

Calculo positivo que ese costo diferido a 18 meses agregado a mi plan mensual, con un módico pago inicial será soportable, es como comprar un maldito carro. Y en plazo, cuánto pagaría por mes le pregunto a la mujer.

En ese caso hay un aumento del 37.8% de interés sujeto a aprobación y buró de crédito, calculo mentalmente el interés y son más de 22 mil pesos por un fregado teléfono, ni el más nuevo iphone ha de costar eso. Aunque, también en eso, estoy equivocado.

Miro a la señora y veo si me está bromeando pero no, la propuesta es seria. Me sincero y le digo que ese precio está fuera de mi alcance y que lamento haberle hecho perder mi tiempo y me retiro de las lustrosas oficinas de la empresa de uno de los hombres más ricos del planeta.

Salgo por la calle Riveroll y camino hacia la Juárez, como nadie sabe donde estoy y sin teléfono para pedir un Uber, me dispongo a abordar el transporte público rumbo a mi casa, al pagar los tristes 13 pesos de la tarifa sonrío al pensar en el xiaomi 12 de más de 22 mil pesos.

Hasta la próxima ronda

 


Nos sentamos en el bar, mi amigo Mario y yo a la espera del juego entre el Real Madrid y el PSG, otros dos jóvenes cerca de nosotros también pedían al encargado pusiera el juego. ¿Quieren ir pidiendo algo? nos dice la muchacha, nos miramos Mario y yo, creo que no lo pondrán me dice. 

Así acabamos saliendo del Apple Bees, de la macroplaza de Ensenada, días antes hicimos, por medio del grupo en facebook que tenemos (Champions League en Ensenada), al Thor, un lugar de alitas por el bulevar Costero la misma petición, ver el juego en un lugar con pantalla grande, pero nada, abren hasta las 4:00, tal vez en la final abramos me contesta alguien desde su página.

Claro, siempre lo puede uno ver en su casa, pero no es el super bowl, a parte es entre semana y a al medio día, las noches mágicas europeas son a medio día en Ensenada, además son horas de trabajo. En su mayoría no puede.

Acabamos yendo al Pockets, ahí mismo en la macroplaza, ahí es el lugar, el ambiente mientras en la pantalla estaban las alineaciones, pedí de la cerveza holandesa que ya es mexicana, de botella verde, Mario un tarro de cerveza oscura, y unos nachos, los trajeron más tarde el juego ya iniciaba.

Ser antimadridista estos últimos años ya no es negocio, la han pasado verdaderamente  mal, pero igual van a ver los juegos. Este tipo de juegos puede fácilmente llenar un bar una vez al mes en temporada baja, es al medio día, los que pueden salirse en horas laborales para ir a invertir 500 o mil pesos por pasar dos horas en distracción no somos pocos, pero no parece importarles a los demás dueños de bares que prefieren alojar americanos del barco con poco dinero o de plano tener cerrado para no pagar a los trabajadores.

Una pequeña campaña en redes sociales para promocionar por ejemplo el clásico español, puede darle a un lugar de bebida y comida un empujón para salir el mes, o iniciar la temporada buena. Hay pocos lugares donde ver deportes en pantalla grande en la ciudad, lo digo porque tengo años pepenando donde ver estos juegos a medio día en paz.

Ese día, los antimadridistas se relamieron los bigotes ya finalizado el medio tiempo. Los madridistas no estábamos resignados, todavía faltaban 45 minutos. 

Tengo una chamarra del barcelona, pero no me la puedo poner me dice mi amigo, y ni hablar, no son tiempos para los azulgranas. Los últimos 45 minutos fueron la locura en el lugar, valió la pena ver festejar en grande a fanáticos de Messi y los del Madrid con el triplete del gato Benzemá en poco menos de 20 minutos, eso no se ve todos los días.

Ese día muchos de los barcelonistas acabaron gritando emocionados con los madridistas, de Ensenada, que hasta camisa llevaron y todo. Así debe ser esto, no llevar a extremos el fanatismo deportivo a fin de cuentas solo son 90 minutos de esparcimiento sano, y después hay que regresar al trabajo a finiquitar los pendientes. Y hasta la próxima ronda.